El molino, pieza esencial del patrimonio hidráulico y etnográfico de Monachil, ha recuperado su estructura original y parte de su maquinaria, convirtiéndose en un nuevo espacio cultural dedicado a la interpretación del patrimonio local.
Programa del domingo, 16 de noviembre de 2025
10:30 h — Ruta interpretativa
Recorrido guiado por el Barrio de Monachil y los alrededores del molino, con explicaciones sobre los elementos patrimoniales, hidráulicos y paisajísticos vinculados a la aceña y al sistema de riego tradicional.
Salida: Edificio de Usos Múltiples, camino de la Bojaira.
12:00 h — Inauguración del molino harinero
Acto oficial en el molino de la calle Zacatín, con la participación del Ayuntamiento de Monachil y del ingeniero Rafael García de la Mata Escudero, responsable de la restauración.
Durante el evento se ofrecerán intervenciones institucionales, una presentación de los trabajos realizados y una visita guiada al edificio restaurado.
Lugar: Molino harinero, calle Zacatín, Monachil.
Acceso libre hasta completar aforo.
Un patrimonio recuperado
El proyecto ha incluido la consolidación estructural del edificio, la reparación de cubiertas, la restauración de muros de mampostería y ladrillo, y la recuperación parcial de la maquinaria tradicional.
Se ha seguido un enfoque respetuoso con las técnicas originales, garantizando la conservación de los materiales históricos y la autenticidad del inmueble.
La intervención ha permitido revalorizar el molino como un espacio cultural, educativo y de interpretación del patrimonio, donde se podrá conocer de primera mano la historia de la molienda, las acequias y la evolución de los oficios tradicionales en Monachil.
Reseña histórica y restauración del molino harinero de la calle Zacatín
Originalmente, el edificio del actual molino harinero de la calle Zacatín era un batán anexo al antiguo Convento de los Padres Agustinos, que durante los siglos XVIII y XIX albergó la fábrica de tejidos Santa Cándida de Monachil. El batán tomaba el agua de la Acequia Gorda, que accionaba los mazos encargados de macear las fibras vegetales (principalmente lino, algodón y otras) para obtener las hilaturas con las que se fabricaban los tejidos.
En torno a 1850, la fábrica cerró sus puertas. El conjunto industrial, que incluía el convento, la iglesia y el batán, fue adquirido por particulares y se vendió por partes. El antiguo batán fue entonces transformado en un molino harinero de tres canales, con dos empiedros para la molienda y una tercera rueda o rodezno destinada a impulsar la maquinaria.
Desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad, el molino pasó por manos de tres familias propietarias, siendo la última la familia Márquez, que lo adquirió hacia 1960-1961. Con el tiempo, el edificio fue adaptándose a nuevas necesidades: se anuló uno de los empiedros originales y se incorporó un molino eléctrico de piensos, que ha sido recuperado en la reciente restauración y se encuentra en pleno estado de funcionamiento.
En sus últimas décadas de actividad, el molino combinó varios usos: molino harinero, fábrica de piensos y posteriormente una tienda de ultramarinos instalada en uno de los laterales del edificio. Las reformas realizadas entonces anularon los otros dos rodeznos hidráulicos mediante obra, lo que ha impedido por ahora la recuperación de la impulsión por agua, aunque se prevé hacerlo en una segunda fase de intervención.
En la restauración dirigida por Rafael García de la Mata Escudero, se ha recuperado el empiedro desaparecido a mediados del siglo XX, reconstruido con piezas de madera originales del inmueble. Uno de los empiedros ha sido restaurado al 100% y el otro reconstruido con un 20% de elementos originales. El molino de piensos, de mediados del siglo XX, permanece operativo gracias a la instalación de un motor renovado. El edificio cerró definitivamente sus puertas en 1991.
Datos obtenidos a partir de la entrevista realizada por la Sociedad de Estudios Históricos “María Navarro Encinas” al ingeniero restaurador Rafael García de la Mata Escudero (2025).
Desde la Sociedad de Estudios Históricos “María Navarro Encinas”, celebramos la recuperación del molino de la calle Zacatín como un ejemplo de colaboración entre instituciones, técnicos y ciudadanía para conservar y difundir el patrimonio histórico de Monachil.
La restauración de este edificio (antiguo batán, molino y tienda) representa un homenaje al trabajo artesanal y al valor de la memoria material de nuestra tierra.







